Dicho esto, y teniendo en cuenta que disponíamos de un seguro de coche que lo cubre todo, decidimos seguir nuestro viaje hasta el aeropuerto de Denver, lugar donde nuestro coche iba a ser revisado. En ello tardamos alrededor de 10 horas, ya que, deambulamos perdidos por el estado de Kansas entre trigales durante más de dos horas. ¡¡¡Y menos mal que tenemos GPS!!!
Con 2.400 millas acumuladas desde que partimos de NY, al fin, llegamos al Aeropuerto Internacional de Denver, lugar donde otra vez pusimos en práctica nuestras habilidades a la hora de reclamar, o más bien, las de Ángel. Allí nos ofrecieron un coche de gama superior, un todo terreno GMC por las molestias causadas, pero no nos pareció suficiente, ya que, el respaldo de uno de los asientos delanteros no funcionaba bien, por lo que volvimos a reclamar, y de este modo conseguir un enorme todo terreno de lujo, el Chevrolet Suburvan, coche de la mayoría de los agentes del FBI y con el cual podríamos ridiculizar hasta al mismísimo Chuck Norris.
Más chulos que nadie, aterrizamos nuestra nave en casa de Matt y Flory, quien hace 8 años fue compañera de muchísimas aventuras y desventuras durante la estancia de un año que Ángel tuvo en Denver.
La encantadora pareja, nos recibió junto a Betty, mami de la familia; Gibbi, hermana de Flory y con una sabrosísima cena que hacía honor al origen dominicano de la familia, que por cierto nos supo a gloria. Arroz con guandules, ensalada de aguacate, queso con guayaba, acompañados de frijoles dulces como postre.
Tras una divertida y amena charla familiar en la que recordamos tiempos pasados el día acabó compartiendo risas y juegos con Matt.
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